Práctica 15. ¿Qué hemos aprendido?
¡Hola!
Ahora que ya han acabado las clases, ahora que ya hemos entregado todos los trabajos de la asignatura y que tenemos tiempo, toca reflexionar. Empezamos esta asignatura a mediados de enero, cuando aún hacía frío y nos desenvolvíamos con cierta inseguridad en las prácticas del instituto. Nos encontramos ahora en un junio soleado, supervivientes de la DANA de las pasadas semanas, habiéndonos formados teórica y prácticamente como profes y con una situación a nivel estatal bastante preocupante para todas. Cinco meses en los cuales muchas de las cosas importantes han pasado en las aulas pero, sobre todo, fuera de ellas. ¿Recuerdo quién era yo el 15 de enero, en qué pensaba, cómo me sentía? ¿En qué se parece esa Adriana a la que teclea esta entrada en su ordenador una mañana de viernes después de entrenar?
A medida que el tiempo pasa, los acontecimientos suceden, nos agitan y nos exigen una respuesta: a veces inmediata; a veces, mediata. Nosotras tratamos de responder, gestionar y actuar conforme la coherencia de nuestros valores nos dice. En todo ese proceso, aprendemos.
Me encuentro en un punto en el que asocio el aprendizaje con cambios en el comportamiento: ¿cómo me afecta esto?, ¿cómo voy a responder ante aquello que me emociona, me enfada o me duele?, ¿cómo he ido desarrollando todo este proceso hasta llegar a la actuación? Creo que he repetido varias veces ya la palabra "proceso" en esta entrada. También creo que he hecho demasiadas preguntas porque preguntar es mucho menos comprometido que responder.
La asignatura de INVTICUA23 me ha acompañado en lo académico durante estos meses de manera prácticamente exclusiva (por cuestiones de convalidaciones, solo iba a esta asignatura). E ir a clase cada lunes durante cuatro horas ha sido una rutina feliz por cuatro o cinco meses. Ha sido una asignatura que ha abarcado tantísimas dimensiones de la docencia (IA, dinámicas, innovaciones docentes, propuestas didácticas, HHDD...) que ahora tengo miedo de no estar a la altura, de caer en lo tradicional, de no saber responder ante las exigencias de un alumnado inmerso en una realidad cada vez más poliédrica y exigente a nivel emocional y curricular. Tengo miedo también de que llegue el PP y se cargue la LOMLOE. Y otra vez a empezar la rueda sin fin de las reformas educativas. Y a aprender nueva terminología. Y las chicas a coser y los chicos a los toros. Y qué es eso del valenciano y del plurilingüismo. Aquí castellano porque muy español y mucho español. Y pin parental porque qué dices de feminismo, solo igualdad. En genérico. Y la igualdad es decirle a las niñas de catorce años que se tapen, tienen que aprender desde jóvenes que su cuerpo es tabú y lujuria, ay, pobres niños.
En fin, que me voy: creo que esa es otra de las cosas que he aprendido en la asignatura. Está bien saber mucho de literatura, del Siglo de Oro, de complementos circunstanciales y de comentarios de texto. Está bien y es necesario, ojo. Pero de nuevo el proceso: cómo lo hacemos. Cómo afrontar, siendo docentes en el siglo XXI, todo (todo) lo que viene. Y para ello es fundamental tener las herramientas.
¿Cómo vamos a renegar y vetar la inteligencia artificial si de aquí a pocos meses va a estar en, literalmente, todos lados?, ¿cómo vamos a enseñar, en un mundo interconectado y globalizado, de manera interdisciplinar, relacional y asociativa? De nuevo las preguntas. Pero para estas sí tengo algunas respuestas.
Precisamente porque he podido conocer, trastear y programar (programaciones didácticas, no hablo Python) con algunas aplicaciones de inteligencia artificial, me siento un poco menos asustada con respecto a la llegada de este nuevo modelo de generación de conocimiento. Y precisamente porque hemos conocido técnicas como las constelaciones literarias sé que el trabajo como docente debe aspirar a que los alumnos sean capaces de establecer relaciones, reconocer afinidades, establecer contrastes (se me va la cabeza a la tarea de "Compara y contrasta" que nos propuso Pep Hernández). Aprender literatura es aprender historia y también cine, música, arte o ciencia. Cualquier otro tipo de conocimiento será limitado y limitante, tanto para nosotras como profesoras, como para nuestro alumnado.
Por eso, también veo fundamental en los tiempos que corren sacar las cabecillas y los cuerpos de nuestro estudiantado de los libros de texto. Que se propongan hacer un pódcast que dé cuenta de su proceso (otra vez, proceso) de aprendizaje, que tomen una posición activa y aprendan a través de métodos inductivos a partir del cómic o de los juegos de mesa. Que plasmen cómo aprenden en una cuenta de Twitter (hola, #INVTICUA23) o de Instagram (ahí está mi TFM). O sacarlos ya no solo del libro gordo de Petete, sino permitirles aprender en otros espacios: una charla, un jardín, unas jornadas de teatro como las organizadas en Las Cigarreras (qué pena perdérmerlo).
Y, por supuesto, que nuestro alumnado sea consciente de que aprender no es solo saber cosas, sino que, de nuevo, el proceso cuenta, cómo nos buscamos la vida para aprender a insertar en HTML porque queremos que nuestra entrada quede chula, cómo buscamos por nuestra cuenta alguna aplicación productiva para hacer un mapa conceptual o una constelación literaria. Que si alguna compañera necesita ayuda, aquí tienes el tutorial que yo he seguido o, espera, mejor te mando por WhatsApp un vídeo de cómo lo he hecho yo. Porque saber actuar y responder de forma solidaria, justa y comprensiva es fundamental para que el aprendizaje se dé en condiciones óptimas.
Creo que una de las cosas que más ha favorecido todo esto ha sido la pequeña comunidad que hemos trabado entre nosotros a través de #INVTICUA23. Ahora quiero dejar de lado la palabra "proceso" y centrarme en la palabra "comunidad". El individualismo en una profesión que requiere de estar en contacto no solo con tu departamento, sino con los profes y diferentes cargos que mantienen un instituto resulta absolutamente obstaculizador. Y, para mí, hemos asimilado todas la idea de ayuda mutua, cooperación, colaboración, que tan bien ha resultado en unas exposiciones y prácticas conjuntas tan excelentes como las que hemos visto durante estos meses.
Así que, gracias #INVTICUA23. Gracias a mis compañeras y amigas por hacer de estos meses una rutina feliz. Y gracias a los profes, José Rovira y Sebastián Miras, que han diseñado una asignatura holística, muy atractiva y, sin duda, ÚTIL para estos años que se nos vienen. Me perdonan que recurra a la cita más manida de la Historia de la Literatura: "pide que el camino sea largo...".
Un abrazo a todas. Ha sido un placer.
Muchas gracias por tus palabras. Ha sido un verdadero placer. Y aunque siempre viajamos a Ítaca, permíteme otra cita: "No conozco a la mitad de ustedes ni a la mitad de lo que querría, y lo que yo querría es menos de la mitad de lo que la mitad de ustedes merece"... ;)
ResponderEliminar¡¡¡Me ha encantado la cita!!!
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