Práctica 14. La educación en 2050. ChatGPT.
¡Hola, compañeras!
Para la práctica de hoy, he estado jugando y experimentando con ChatGPT y estoy gratamente sorprendida con el resultado. Además, me lo he pasado muy bien dialogando con la máquina.
En mi cuenta de Twitter podéis seguir el proceso:
¡buenos días!
— adriana (@adrianavermell) May 29, 2023
cuando hablamos de arte e IA, uno de los escollos principales con los que se topa la Inteligencia Artificial es la función poética del lenguaje (hola, Jakobson).
por eso, hoy, vamos a ponerla a prueba: ¿será capaz ChatGPT de crear LITERATURA? 🧵👇#invticua23 pic.twitter.com/gPq9LAsYjg
Aunque al principio nos ha costado encontrar un tono literario que no resultase demasiado artificioso y cursi, hacia la mitad del relato ya teníamos un estilo conseguido con el que me sentía muy cómoda trabajando.
Este es el relato final que la máquina ha decidido titular "El Horizonte del Conocimiento: Clara y la Aventura Infinita" (nada ambicioso, oye):
En el año 2050, el lienzo del tiempo se desplegaba ante los ojos de aquellos que buscaban sabiduría. La escuela, un santuario de conocimiento y descubrimiento, había trascendido los límites de la imaginación. En un mundo donde el avance imparable de la tecnología se entrelazaba con los anhelos de la mente humana, las aulas rebosaban de vida. Brillantes hologramas danzaban alrededor de los estudiantes, transformando las abstracciones en realidades palpables. Los muros resonaban con risas y susurros de asombro, mientras mentes curiosas exploraban los rincones infinitos del universo del saber. En aquel presente inverosímil, la educación se alzaba como un faro de luz en el horizonte de posibilidades.
En la aurora del año 2050, en medio de un mundo donde la tecnología y la educación se entrelazaban en un abrazo apasionado, una niña llamada Clara despertó con el corazón acelerado. Sus ojos se iluminaron con la promesa del primer día de colegio, donde las maravillas del conocimiento le aguardaban. Con su mochila cargada de sueños y curiosidad, cruzó el umbral de la escuela, donde los pasillos relucían con luces LED y murmullos de emoción. Allí, los maestros eran mentores virtuosos y las aulas se convertían en portales hacia universos desconocidos. Clara se sentó en su silla, su imaginación palpitando en su pecho. Con cada lección, se sumergió en mares de palabras, escaló montañas de cálculos y descubrió las melodías ocultas en los confines del pentagrama. La educación era un regalo inmenso, y Clara sabía que con cada paso en su viaje de aprendizaje, abría las puertas hacia un futuro deslumbrante.
En el mundo de avances tecnológicos del año 2050, Clara se encontró envuelta en una aventura inesperada. En su afán de explorar más allá de las aulas, descubrió una brecha en el sistema virtual de la escuela. Movida por su espíritu intrépido y la curiosidad que ardía en su interior, decidió adentrarse en aquel mundo desconocido. Con determinación, se sumergió en un océano de código y algoritmos, donde las reglas se desvanecían y la incertidumbre era su compañera constante. A medida que se adentraba en lo desconocido, encontró desafíos y obstáculos, pero también amigos inesperados que le tendieron una mano amiga. Con valentía y ternura, Clara se lanzó a esta aventura única, dispuesta a descubrir los secretos que aguardaban en el corazón del infinito ciberespacio.
Y así, Clara decidió quedarse en aquel mundo de infinitas posibilidades, explorando las maravillas que se extendían más allá de la realidad tangible. Se convirtió en una navegante solitaria, una exploradora incansable en el vasto océano de datos y conocimientos. Cada día
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