PRÁCTICA 10. CELEBRANDO EL DÍA DEL LIBRO

 Como profesores y profesoras de la materia de Lengua Castellana y Literatura nuestra obligación es hacer de la celebración del Día del Libro un evento inolvidable para nuestros alumnos. La conexión emocional que el alumnado puede y debe establecer con la literatura, se desarrolla en este día como un evento compartido, público y social. Por ello, debemos proponer actividades que inviten al alumnado a desarrollar el hábito lector y el interés por la literatura más allá de la celebración de este día. De esta manera, podemos plantear distintas actividades en las que el alumnado pueda encontrar una respuesta a sus intereses, inquietudes y gustos. Tal vez una forma interesante sea trabajar de manera simultánea la lectura y la creación literaria. Para ello proponemos la siguiente actividad:

SOMOS… PIERRE MENARD, AUTOR DEL QUIJOTE

La tarea partiría de un corpus de fragmentos seleccionados por el docente, aunque atendiendo a los gustos e intereses del alumnado. Sería fundamental que el corpus contara con representaciones de los géneros por excelencia: la narrativa, la lírica y el gran olvidado, el teatro. Cada alumno seleccionaría un fragmento de acuerdo con sus preferencias y, tras su lectura, debería completar una ficha con los siguientes datos:

Autor  //  Obra  //  Argumento o temática

Estos datos nacerían de una búsqueda autónoma: es fundamental que el alumnado se sienta protagonista de su propio proceso de aprendizaje.

Una vez claros estos datos, deberán llevar a cabo un proceso de reescritura creativa que puede plantearse según los siguientes esquemas:

  1. Continúa el fragmento, modificando si así lo consideras el argumento o temática de la composición original.
  2. Reelabora el fragmento, empleando sus elementos básicos (personajes, espacio, tiempo...), pero modificando todo lo demás (género, temática, argumento...).
  3. Pierre Menard, autor del Quijote. Sustituye el autor original por tu nombre y, atendiendo al título de la obra y su argumento, escribe el inicio o final de la obra como si fuera de tu invención.
El resultado podrá ser algo tan interesante como Las nubes, de Azorín:

    Calixto y Melibea se casaron -como sabrá el lector si ha leído La Celestina- a pocos días de ser    descubiertas las rebozadas entrevistas que tenían en el jardín. Se enamoró Calixto de la que después    había de ser su mujer un día que entró en la huerta de Melibea persiguiendo un halcón. Hace de esto    dieciocho años. Veintitrés tenía entonces Calixto. Viven ahora marido y mujer en la casa solariega de    Melibea; una hija les nació, que lleva, como su abuela, el nombre de Alisa. 
    [...] En el jardín todo es silencio y paz. En el alto de la solana, recostado sobre la barandilla, Calixto contempla extático a su hija. De pronto un halcón aparece, revolando rápida y violentamente por entre los árboles. Tras él, persiguiéndole todo agitado y descompuesto, surge un mancebo. Al llegar frente Alisa se detiene absorto, sonríe y comienza a hablarle.
    Calixto lo ve desde el carasol y adivina sus palabra. Unas nubes redondas, blancas, pasan lentamente sobre el cielo azul en la lejanía.

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