PRÁCTICA 6. ACTIVIDADES PARA EL 8 DE MARZO

 

https://www.hola.com/padres/20230207342393/ninas-altas-capacidades-dificiles-detectar/

Hace unas semanas encontré este artículo en el que Carmen Sanz Chacón habla sobre la detección de las altas capacidades en niñas. Entré a leerlo puesto que ya en la asignatura de Aprendizaje y Desarrollo en la Adolescencia habíamos trabajado sobre el tema, aunque nunca lo habíamos abordado en una distinción de género. Lo cierto es que cada vez que recuerdo los ejemplos que se llevaron a clase o las anécdotas referidas por profesores del instituto donde realicé las prácticas siempre estaban protagonizadas por niños. No había parado mi atención sobre ello hasta que leí el título del artículo: “Niñas con altas capacidades: ¿por qué son más difíciles de detectar?”.

En el artículo, la entrevistada, la psicóloga especialista en Altas Capacidades Carmen Sanz Chacón, señala que no existen diferencias biológicas o cognitivas entre el cerebro masculino y femenino: ambos género pueden desarrollarse intelectualmente en las mismas destrezas con la misma proporción. Sin embargo, solo se diagnostican tres niñas con AC por cada siete niños con el mismo diagnóstico. Ello me recuerda a la creencia (ahora sé que es una cuestión de doxa y no de episteme) que un día un profesor de historia nos dijo durante una clase en segundo de Bachillerato: “las mujeres sois más inteligentes que los hombres, aunque proporcionalmente hay más hombres genios (imagino que se refería a esas AC)”—la cita no es, por supuesto, literal, porque me separan ya algo más de seis años de aquel momento, pero me permito la licencia de entrecomillarla para no perder el efecto de escuchar (o leer) esta opinión en estilo directo—. Su hipótesis (desde luego no poseía más contraste que su sesgada experiencia) recaía sobre este escaso diagnóstico de AC en niñas.

Señala Carmen Sanz Chacón que los rasgos comportamentales que llevan al diagnóstico de estos niños no se encuentran normalmente presentes en las niñas que también poseen AC: ellas parecen gestionar con más facilidad la voluntad de no destacar, ocultar sus capacidades y evitar segregarse socialmente de su grupo de compañeros. Tal vez, esta es una señal lo suficientemente importante como para empezar a replantearlos el paradigma algo rígido desde el que se plantea el diagnóstico de AC, para evitar pasar por alto aquellos casos que no se amoldan a los estándares preestablecidos. No olvidemos que, en última instancia, el diagnóstico de cualquier característica particular en el alumnado tiene un objetivo superior a la mera etiquetación: ofrecer una adaptación curricular que permita sacar el máximo partido a sus capacidades, atender sus necesidad y fortalecer sus destrezas.

No dejo de pensar en los chicos de la clase de 2º D: buena parte del equipo directivo estaba convencido de que uno de los niños era AC, pero nadie se planteó que una niña de esa misma clase, tímida y vergonzosa, pudiera serlo pese a sus elevadas calificaciones y una capacidad expresiva muy superior a su nivel académico. Él es un genio, ella solamente trabajadora. Por supuesto, me faltaron horas y experiencia para entender sus casos, pero ojalá vayamos construyendo un futuro en el que los sesgos de género no nos impidan una atención completa y compleja de las necesidades, aptitudes y capacidades de nuestro alumnado.

Otro artículo relacionado:

https://ecofin.es/carmen-sanz-chacon-hay-que-empoderar-a-las-ninas/

Comentarios

Entradas populares