Práctica 3: La canción de los lunes
¡¡Muy buenas, compis!!
Quiero comenzar la entrada con unas preguntas: ¿qué hacéis cuando queréis desahogaros?, ¿a dónde vais cuando parece que habéis perdido el norte?, ¿hay algún lugar o persona que os calme?
En mi caso, el año pasado vivía cerca de la playa y cada vez que me saturaba me iba a caminar por el paseo marítimo (going for a walk for my stupid mental health) para escuchar las olas del mar. Como bona filla del Mediterrani que soy acudo a él para contarle mis secretos.
Merina Gris junto a Sandra Delaporte han hecho una maravillosa versión de la canción ALMAR, que ya se encontraba en el primer álbum de Merina Gris, Zerua Orain ("El cielo ahora"), y que describe la experiencia de acudir al mar para redimirnos a través de sintetizadores y gritos distorsionados:
La letra, aunque breve, dice así:
Sé que estoy perdiendo el tiempo si me quedo un poco más
A llorarle al mar abierto mis problemas de verdad
Siento que me siento vivx, hoy me cierro el Instagram
Y muchas otras promesas sin una puta verdad
Posible al da bizitzak minik ez ematea?
Eta hau horrela balitz, zeozer sentitzea?
Otra vez imaginando videoclips al caminar
Os lo juro, que es la hostia lo que tengo que contar
Hay un momento clímax hacia la parte final de la canción donde los sonidos sintetizados se fusionan, los cuales asocio con el ruido que forman nuestros pensamientos cuando se enredan y nos impiden pensar con claridad. En estas ocasiones es cuando buscamos una salida o un estímulo que nos calme, como puede ser el sonido de las olas del mar. Por esta razón, la canción la relaciono con este cuadro de David Friedrich, titulado Monje en la orilla del mar (1808-1810).
La figura del monje es minúscula en comparación con el resto de la composición, pero no nos deja indiferente: la figura parece que va a ser engullida por la inmensidad del cielo, que poco a poco se confunde en el fondo con la del mar. Es una cuestión de metáforas: la inmensidad del mar en realidad son los miedos que intentamos disimular en vano, los errores por los que no pedimos perdón, la vergüenza que ocultamos. Cuando miramos al mar queremos que estas "imperfecciones" se rompan en la orilla como las olas, buscamos esa sensación de alivio que nos brinda el sonido de la espuma.
Este tópico del ser humano frente al mar da para muchas sesiones de Literatura, ya que han sido muchxs autores y autoras quienes han escrito sobre él. Por mencionar un par, tenemos a Alfonsina Storni, en cuyos poemas como «Yo en el fondo del mar» del poemario Mundo de siete pozos (1935) la poeta se ve a sí misma viviendo en una casa al fondo del mar:
La poeta retrata una Arcadia submarina en la que sus vecinos son los peces y las sirenas, le regalan corales y su avenida está llena de madréporas. No obstante, en realidad es una imagen suicida que vaticinó su destino: el mar como cuna de su muerte.
Pero el mar no tiene por qué ser algo triste, y de esto escribió Pablo Neruda en «El mar»:
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